Nos encontramos inmersos en una sociedad con constantes y acelerados cambios, en la que las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) se han convertido en un elemento indispensable, que, de una u otra manera, condiciona nuestras vidas. Forman parte de nuestro estilo de vida.
Internet, las redes sociales y los móviles han dado un giro absoluto a la manera de buscar y difundir información y, sobre todo, a la manera en la que nos comunicamos.
No cabe duda que las TIC tienen un potencial enorme y que ofrece múltiples oportunidades de aprendizaje, desarrollo de habilidades, creatividad, acceso a la información… Pero, también, son utilizadas como medios difusores y organizadores de grupos racistas y xenófobos desde donde se estimulan mensajes de odio e intolerancia.
Por otro lado, las oportunidades y utilidades de las tecnologías de la información y la comunicación para trabajar contra el racismo y la xenofobia son indiscutibles. Las TIC ofrecen espacios donde compartir información, documentar actitudes y actos racistas y xenóbofos, aumentar la conciencia y compromiso de la opinión pública contra esas actitudes y acciones, pudiendo producir respuestas inmediatas desarticulando los discursos y mensajes racistas y xenófobos.